La vida siempre nos sorprende, cuando menos lo esperamos surge algo que modifica nuestra visión, nuestra vida.
En un tiempo, en una sociedad, donde hay mucho «ruido» , mucha apariencia, demasiada tecnología y escasa humanidad. Cuando el sentido común parece haber desaparecido, cuando ser buena persona parece no estar de moda, cuando predomina el egocentrismo, la agresividad y la violencia. Cuando parecen olvidados los valores básicos de la humanidad. En esos momentos oscuros y deprimentes, surgen voces, hechos que nos devuelven la luz, la esperanza, la fe en la especie humana.
Hay numerosas personas que viven y trabajan cada día desde la ética, el respeto, por el bien común, con honestidad, bondad y amor. Pero sus actos, sus esfuerzos quedan ocultos, no se valoran suficientemente, parecen no existir, a pesar de ser tan numerosos, son invisibles.
Por eso ayer viví un momento mágico, con cientos (quizás miles) de personas que de forma pública, compartida, disfrutamos de una persona auténtica, sencilla, respetuosa, graciosa, divertida, próxima, emotiva, intensa.
No sólo disfrutamos de sus canciones, compartimos su sentido de humor, su positividad, el desamor, el amor, su interés por escuchar a los ancianos y a los niños, su lógica sobre la necesidad de cerrar heridas, …
Fueron tantas cosas que me faltan palabras, la vida, las emociones son se pueden plasmar en unos cuantos renglones. Un auténtico oasis de de lucidez y sencillez, lleno de alegría, humor y amor. Con mensajes positivos, intensas emociones. Un concierto inolvidable, porque ha sido mucho más que un concierto…
Muchas gracias por compartir tu alma, tu arte, por ser tan buena gente, por recordar el pasado mirando el futuro, por expresar la necesidad de sentirnos libres, seguros, iguales, contra toda violencia, especialmente la machista, por tantas cosas, muchas gracias María de los Ángeles, tú eres una de tus hadas, un auténtico Ángel,
GRACIAS ROZALÉN