La Verdad, no la conozco, no llego a alcanzarla, ni yo ni nadie estamos en posesión de la Verdad. Más aún, no se puede estar en posesión de la Verdad de forma absoluta, nuestra percepción condiciona la realidad.
Realmente solo podemos aproximarnos a la Verdad. Cuando estamos más cerca es, precisamente, cuando somos conscientes de que no podemos alcanzarla, en el momento que reconocemos que únicamente podemos hacer aproximaciones a la Verdad.
Percibimos la realidad con nuestros sentidos, que nos limitan y condicionan. Pero, además, no somos capaces de actuar como observadores neutrales, interpretamos las cosas según nuestros deseos, nuestros temores, nuestras experiencias anteriores. Juzgamos continuamente y repartimos «culpas» en función de lo que hemos aprendido. Así si alguien dice «la inflación es muy elevada», unos echarán la culpa a un gobierno otros a otro, a unas determinadas condiciones ambientales o a otras. Muy pocos irán al dato concreto, a la forma en que se ha calculado, a los factores históricos y actuales que influyen en ese dato. Es decir, muy pocos intentarán aproximarse a la Verdad.
Lo mismo pasa con los asuntos más personales, cuando alguien hace afirmaciones como: «estoy gordo», «soy torpe», «soy feo», «estoy solo», «estoy triste», … La gran mayoría hace sus juicios, reparte las culpas según sus creencias, pero pocos intentan aproximarse a ese ser que se siente mal para intentar comprenderle, para poner amor en esas interpretaciones subjetivas que realiza.
Al final, resulta que a muy pocos les interesa la Verdad, conlleva demasiado trabajo para solo aproximarse, puede traernos resultados inesperados e incómodos. A muchos, la mayor parte del tiempo, solo les interesa «su verdad», a la que están acostumbrados, con la que se sienten cómodos, con la que pueden obtener beneficios, con la que les resulta más fácil tapar su dolor y sus miedos.
Hace falta ser muy valiente para intentar aproximarse a la Verdad, sabiendo que no alcanzarán el objetivo, simplemente podrán comprender mejor la diversidad, la complejidad, podrán conocerse mejor a ellos mismos y, quizás, estarán en disposición de avanzar en su crecimiento personal y en poner más amor en este mundo.
Quizás esa sea la única Verdad de la que podemos estar seguros, que este mundo necesita menos juicios, menos culpabilizar a todos y mucho, mucho más amor.