Con frecuencia estamos tan ocupados con lo urgente que olvidamos lo importante.
Muchos de nuestros problemas tienen su origen o se vuelven más complicados por no tener claras nuestras prioridades.
Obviamente, hay cuestiones que son muy personales, cada uno tiene sus necesidades, sus preferencias, por tanto tiene sus propias prioridades.
Pero estas preferencias personales también se olvidan con frecuencia, nos dejamos llevar por el ritmo frenético de la vida actual, nos dejamos llevar por nuestras obligaciones (reales o autoimpuestas), dejando en el olvido lo que más necesitamos, nuestras propias prioridades.
Algo similar ocurre al conjunto de la sociedad y a determinados grupos, se centran en cuestiones secundarias y olvidan lo importante.
En mi opinión es más importante lo representado (un pueblo, una nación, la gente) que el símbolo (banderas).
Creo que la economía está para proporcionar bienestar a las personas y no las personas al servicio de la economía.
La naturaleza no es un lugar para obtener productos y beneficios, el medio ambiente es nuestro hogar, el lugar donde vivimos.
Estoy convencido que mucha gente olvida que la prioridad es cuidar el planeta, porque es nuestra casa, no es nuestra propiedad, somos usufructuarios del mismo. La prioridad es mantener las condiciones para que nosotros, las siguientes generaciones y todos los seres vivos puedan seguir habitándolo.
La máxima prioridad no es la riqueza, ni el bienestar, ni siquiera la alegría, la mayor prioridad es estar vivos, aceptándonos como somos e intentar potenciar lo mejor que tenemos. En otras palabras, el AMOR en el más amplio sentido de la palabra.