¿Cuántas veces hemos dedicado nuestra energía a imaginar «y si hubiese salido con aquella chica, estudiado otra carrera, viajado a aquel lugar, tenido menos/más hijos, elegido otro trabajo, otro lugar para vivir, …»?
Hay miles de posibilidades, miles de opciones que elegir cada día, algunas con mayores consecuencias que otras, que nos llevan por un camino o por otro. Pero al final llegamos dónde debemos llegar.
Cuando uno se plantea la posibilidad de haber elegido otra opción en el pasado, para evaluar sus posibles consecuencias y tomar una decisión en el presente, es un ejercicio interesante y útil. Por ejemplo, «si hubiera estudiado alemán ahora tendría más posibilidades de trabajo o ascendería más fácilmente en mi empresa. Voy a empezar a estudiar alemán ahora». Este tipo de reflexiones nos enriquecen y pueden ser positivos.
Pero muchas veces nos quedamos con posibilidades imposibles en el presente, pensar en ellas sólo nos trae infelicidad, negatividad. Hay muchos ejemplos: «y si no hubiese bebido tanto cuando cogí el coche, no habría tenido aquel maldito accidente», «y si le hubiera dado una oportunidad a aquella chica, ahora no estaría atrapado en esta relación», «y si me hubiese cuidado, mi salud no estaría tan delicada», etc.
Pensar en elecciones pasadas sólo es beneficioso para nosotros si nos sirven para tomar una decisión o un cambio de actitud ahora, en el presente. Si sólo sirve para añorar el pasado, para lamentarse de lo ocurrido, … Entonces no debemos dejarnos llevar por esos sentimientos, por esos pensamientos, que nos debilitan, nos quitan energía, nos anclan al pasado y limitan nuestra vida en el presente.
Cualquier otra opción tomada en el pasado podría haber sido maravillosa, terrible, indiferente,… Lo importante es que la decisión que tomaste es la que te ha llevado hasta aquí, hasta TÚ VIDA, no una entelequia, no un sueño, sino hacia tu vida real, una vida que SÓLO TÚ puedes hacer maravillosa y plena. VÍVELA.
Aprender la vida 